Contando soldaduras en Japón

Taxi!
No no es Arjona, y menos en un VW Fusca por la calles de México, estoy en Montevideo, y como siempre cuando tengo oportunidad y ganas de hablar (algo un poco frecuente), me subo por la puerta del acompañante de un Chevrolet Corsa, con la mampára que se usa en Montevideo, lo que hace de aquel vehículo la cosa más incómoda para viajar, (evidentemente los ingenieros cráneos de la Chevrolet, nunca vinieron a Montevideo, sería bueno invitarlos para el próximo evento de GeneXus y sacarlos a pasear un poco).
En fin, luego de explicarle a donde me dirigía, y haber cortado la timidez para comenzar a charlar, pasamos de temas variados, pero siempre hay algo que te llama más la atención de ese sujeto en particular, y en este caso fue la historia de su hijo.
Clásico, como lo que mi hijo puso en su cuaderno de escuela, “cuando sea grande quiero ser futbolista”, el hijo de este taxista, posiblemente sería el futuro Recoba, Forlán, Pandiani, entre varios, pero, clásico también, se lesionó la rodilla y tuvo que dejar esa prometedora actividad deportiva, la cual todos los uruguayos, o casi todos, somos eruditos.
Así como otro de los tantos, se quedó sin hacer nada, hasta que un día un familiar le pidió una mano para ayudar a unos japoneses, para acarrear sus equipos de filmación, en una visita en Montevideo.
El muchacho, por 2 semanas, ganó sus propinas interesantes, los sacó a pasear y demás. Digamos fue lo servicial que, aunque mucha gente no lo crea, así ven a los uruguayos los que llegan desde afuera.
No somos ni la panacea de la informática, ni los campeones del Primer Mundial de Futbol, ni que si sumando las Copas internacionales de Nacional y Peñarol llegamos a 6, ni nada de eso que nosotros nos creemos expertos.
En realidad, somos poco conocidos, lamentablemente, viviendo en Venezuela, me preguntaron cuando había terminado la guerra, no sabía si se referían a la época de dictadura o algo por el estilo, o si me hablaban de la batalla de las Piedras, hasta que luego me di cuenta que se referían a Kuwait, o al menos eso entendí. Eso entre tantas más…
Bien, continuando con el personaje principal, luego de terminar su labor con los amigos japoneses, le preguntaron si tenía pasaporte, a lo cual respondió que si, y enseguida lo invitaron a pasar 15 días con todo pago en Japón. Que talco?
Luego de eso, vino la segunda propuesta, (se imaginarán que era cargar equipos de filmación nuevamente, es que en Japón no hay quien cargue equipos?), no, la segunda propuesta fue para trabajar en una fábrica de televisores en Okinawa.
Haciendo que?
Control de calidad de los robots, que no suelden ni de más ni de menos los circuitos electrónicos.
Interesante verdad? Puede parecer aburrido, todo depende del punto de vista que se vea, y bueno de la capacidad para aprovechar esta oportunidad que aunque parezca mentira, a veces está a la vuelta de la esquina, o levantando una cámara filmadora.

Es un voto a emigrar? No, no es agradable emigrar, pero si hay que buscar oportunidades, hay que salir a buscarlas, aunque sea en el Japón.

El precio justo por el traslado en taxi, un regalo por la historia de vida.

Fabricio De los Santos
Gerencia de Proyectos – Consultoría GeneXus –
ERP – Sistemas de Misión Crítica – Bases de Datos.

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www.fabriciodelossantos.com

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