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Somos los que pensamos y como vivimos nuestras experiencias

Cuando cumplí dieciséis años, hace ya bastante tiempo y más o menos en esta época, decidí que al siguiente verano comenzaría a trabajar. Un par de meses después iba todos los días al taller de mi padrino a leer los clasificados. Recuerdo la experiencia de no saber lo que estaba buscando, porque no sabía hacer nada, hasta que cierto día encuentro un aviso que decía que necesitaban jóvenes con o sin experiencia en ventas. 

¡Esa era mi oportunidad!

Sabía que si en casa decía que iba a buscar trabajo, mis padres se opondrían, ya que su prioridad en la vida, era tanto que mi hermana como yo debíamos estudiar para poder tener una vida más fácil que la que ellos tuvieron, no había excepciones para eso, ¡debíamos estudiar!

Siendo así, no lo comenté con nadie, y el día de la entrevista, tomé digamos mi primera decisión profesional, “cómo vestirme para la entrevista”.

Era en Salto, mi ciudad natal, en verano, 40º C a la sombra, entonces, entre lo más formal que tenía y también para salir de casa sin generar sospechas, decidí vestir un jean azul claro y una camisa color rosa con unas finas rayas celestes, que no me gustaba mucho, pero era de mangas cortas ideal para ese día, y unos zapatos casuales marrones parecía que fuera una buena combinación dentro de las opciones que tenía.

Así fue que me dirigí a mi primera entrevista de trabajo, así cómo ustedes todos hemos tenido ese día, y quizás ahora estés haciendo una pausa, para recordar cómo fue el tuyo.

No sé si es algo que me pasó solo a mi, pero a lo largo de mi vida, mi mente ha guardado un fuerte registro de los diferentes eventos, los buenos, los malos, las grandes y o las pequeñas decisiones que desencadenaron más de una vez en un cambio de rumbo. Durante mucho tiempo sentí que no podía encontrar mi camino, hasta que un día descubrí que mi camino, era estar buscando siempre nuevos caminos.

Y ese fue un gran descubrimiento, porque aprendí a vivir las experiencias tal y como son, simplemente experiencias. No todo va a ser bueno o malo, no vamos a estar toda nuestra vida pasándola bien, pero tampoco podemos sentirnos mal todo el tiempo. 

Hay frases muy buenas como “el camino es la recompensa”, “enjoy the trip”, hay viajes que no se pueden disfrutar, porque pueden ser realmente dolorosos, pero si tenemos la oportunidad de detenernos a pensar cómo hemos llegado a ese punto, no con el afán de recriminarnos, o encontrar culpables, y peor aún el fastidioso “si no hubiese hecho tal cosa”, lo pasado pisado, pero si logramos entender cómo terminamos allí, es probable que encontremos la paz interior y podamos tener claro cuáles son nuestras alternativas. Pero como comenté antes, nada es bueno para siempre y nada es malo para siempre, y no solo debemos entender nuestras experiencias negativas, también las positivas, porque seguramente algo bueno que nos esté pasando, probablemente haya comenzado por el lado contrario, o quizás no, quizás simplemente era como lo estábamos interpretando en ese momento, el poder está en entender nuestra experiencia.

Así cómo salí de mi casa sin las palabras de “buena suerte”, cuando fui a buscar mi primer empleo, que seguramente me hicieron cuestionar tantas cosas en el camino, odiar y amar al mismo tiempo, debemos entender que son experiencias que se dan dentro de un contexto, el cómo terminamos allí, o porque tomamos esas decisiones, porqué nos sentimos apoyados, o porqué pensamos que no nos han acompañado, cuando unamos todas las piezas de ese puzzle, no habrá enemigos ni villanos y tampoco salvadores.

Simplemente habrá experiencias.

Repito, el análisis no debes hacerlo solo cuando las cosas no van bien, sino también cuando tienes grandes alegrías.

En mi caso, ayer tuve la grata sorpresa de que un amigo que hasta hace tres años atrás no conocía, la vida y las distintas experiencias hizo que en el momento perfecto nuestros caminos se cruzaran y termináramos siendo socios en un proyecto, y tres años más tarde sea el primer lector que terminó mi primer libro EL MOMENTO PERFECTO y le gustara tanto que compró diez para regalar, ¡que orgullo!

Ese amigo se llama Víctor Fernández y me dio un gran regalo de ¡poder decodificar una nueva experiencia!

¡Muchas Gracias!

Fabricio De los Santos

https://elmomentoperfecto.info

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Fabricio De los Santos - Autor del libro "El Momento Perfecto" Podcast @SimplementeFabricio YouTube @SimplementeFabricio

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